Crónicas de un Chiko
Las entradas con esta categoría serán historias reales que quiero compartir con ustedes, al estilo del Chiko. Detalles, comentarios y lugares significativos se darán cita en estos escritos.
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Cambios extraños
El Siemens C66 era un teléfono muy popular. Tenía teclas azules y grises, era con pantalla a color y podía emitir ringtones polifónicos. Además, contaba con cámara, que hacía unas fotos muy pixeladas. Pese a eso, era muy revolucionario para la época. Al menos, así lo entendía, ese día de fines de junio de 2005, cuando salí del Plaza Oeste con dirección a mi casa nueva. Había que acostumbrarse al nuevo celular, como también lo estaba comenzando a hacer en numerosos ámbitos de mi existencia.
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Cómo te recuerdo, Punta Arenas
Punta Arenas era el lugar deseado desde hace mucho tiempo. Creo que no han sido pocas las veces que he declarado las inmensas ganas que le tengo a la Patagonia. Ganas como las de un adolescente. La ciudad austral era una estrella en el mapa de los pendientes, y de los urgentes y necesitaba tener algunos datos que sólo con mis pies en su suelo podría tener. Un día de julio de 2019, hubo una promoción de una de estas páginas de viajes, y como buen tentado, me lancé a ver las ofertas. Ofrecían un interesante 35 por ciento de descuento con la tarjeta Líder, así que eché un vistazo a los destinos.…
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Sombras en el Piamarta
Las sombras impiden que este relato salga fluido. Sólo sé que esta parte del relato se inició con balas. Pero yo no las escuché ni las vi. Y tampoco me enteraría de aquello hasta muchos años después, pues esa jornada no vi las noticias. Es que nadie se imagina que la crónica roja tocaría nuestra puerta. Lo que se ve en televisión siempre es muy lejano, es otro Chile, al cual probablemente nunca tengamos acceso, o bien nuestra presencia en la cajita idiota es tan efímera como las verdades verdaderas que ahí se exhiben. Afuera del Apumanque se agarraban a balazos. Pacos y lautaristas vacían sus revólveres a vista y paciencia de los…
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Cuando te vayas
Si usted usualmente sigue mis publicaciones, se dará cuenta que rara vez me refiero a gustos musicales. De hecho he declarado que no soy demasiado melómano, no llego al nivel de definirme explícitamente con una banda, o una canción. Si vieras mi Spotify, los playlists que he creado, si bien tienen estrecha relación con mi historia, es un charquicán de estilos y artistas. ¿Qué más podía pedir? Mi papá en la radio siempre le dio por la Nueva Ola, los clásicos románticos, las rancheras y Tito Fernández (antes de enterarnos que era más caliente que tetera de campo); y por otro lado, el playlist de mamá incorporaba la radio Aurora, Oxígeno (ocupó el…
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Juguito de pelota
Era de noche en El Salvador, campamento minero en Atacama. Salías a la calle y persistía ese olor a tierra que tiene el aire desértico, que se mezcla entre el sudor evaporado y los estertores de una mina que poco a poco se apagaba. Eso se sabía en ese pueblo a mil cien kilómetros al norte de Santiago. Pero esta noche nada es preocupación. No me acordaba de Silvia, la niñita con la que tuve un fugaz affaire la tarde anterior y con quien me fui, a solas, a comprar románticamente un Kapo y unas papas fritas. Para ella y para mí. Solos los dos. Quería hablar con mi mamá, en El Salvador…
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Late el corazón pingüino
Hace días atrás, tuve el placer de ir a ver La Isla de Los Pingüinos, película dirigida por Guille Söhrens, ambientada en la época de la Revolución Pingüina de 2006. La misma noche que fui a la Cineteca Nacional, le decía a la Fran Sáenz (quien trabajó en la producción de la cinta) que le daba las gracias por instarme a vivir aquel momento. Es que para ser sincero, no son demasiadas las películas que veo. Pero una cosa es ver una película, y otra disfrutarla. Sentirla… y al fin y al cabo vivirla. Mayo del 2006. Martín Zilic comenzaba a pasarla malito porque los muchachos de colegios municipales emblemáticos levantaban tomas en…
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El 23 de junio de 2005
Siete treinta y trés de la mañana. Avenida Pajaritos, Metrobús 34 B. El libro El Extranjero procedía a cerrarse por última vez en casi trece años, marcado en la página 30, con un boleto de cobrador automático. Probablemente haya sido una mañana bastante fría, pero no por ello menos motivante. Más que mal, los jueves eran uno de los días más relajados de la semana… y el electivo de Física, como era con los cursos mezclados, permitía la licencia de poder llegar un poco tarde zafándose la asistencia. Aunque este no era el caso, pero era pertinente tenerlo presente, ya que llevaba sólo 53 días viviendo en El Abrazo y ya me tenían…