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Corrientes al 3800
Palpaba entre mis dedos y mis talones ese quéseshó de las cashecitas de Buenos Aires. Era un viento extraño el que de un momento para otro, en vez de estar planeando un fin de semana largo en mis tierras, me tenía mirando un cielo que amenazaba con regar la urbe con las gotas ácidas que desafían la polución allende Los Andes. Avenida Corrientes, una vez más estamos frente a frente. O yo sobre ti, y otro quéseshó más. La mirada se desviaba en medio de los borriscos que pasaban acelerados por la avenida. Decía en algún minuto que no necesariamente las almas buscan la salida a sus peripecias. Hoy tampoco era el caso.…