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Corrientes al 3800
Palpaba entre mis dedos y mis talones ese quéseshó de las cashecitas de Buenos Aires. Era un viento extraño el que de un momento para otro, en vez de estar planeando un fin de semana largo en mis tierras, me tenía mirando un cielo que amenazaba con regar la urbe con las gotas ácidas que desafían la polución allende Los Andes. Avenida Corrientes, una vez más estamos frente a frente. O yo sobre ti, y otro quéseshó más. La mirada se desviaba en medio de los borriscos que pasaban acelerados por la avenida. Decía en algún minuto que no necesariamente las almas buscan la salida a sus peripecias. Hoy tampoco era el caso.…
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Entre el ayer y el hoy
Un choque… un impacto. Un golpe o la cuestión que sea. Dormía a bordo de la 404e que tomé al borde del Mapocho y debí bajarme en el paradero 9 de Pajaritos para poder proseguir hasta mi casa, pero en vez de hacer eso tanteé el terreno y me senté en el pasto. En paz, con mi cámara, mientras atardecía. Y de pronto me vi sacando fotos. Una tras otra, mientras pasaban buses albos y verdes. Los obreros de las faenas del metro miraban extrañados al sujeto de negro con capucha que se acababa de tomar el bandejón de la avenida Pajaritos para extraer testimonios gráficos del lugar. El paradero 9 de Pajaritos…